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La gran catástrofe de las catástrofes (Algo que ni los mejores guionistas de Holliwood han logrado imaginar): Cuando un sapito cururú se trague el mundo. Ríanse, sí, ríanse, que ocurrirá...

Lavar: Quitar la inmundicia ajena.

Lavarse: quitar la inmundicia propia.

Lector: Atrasado mamífero marsupial que es incapaz de alimentarse de otra cosa que no sean palabras. // Hombre rencoroso que sentado en un sillón no quiere ser molestado. // Manso de carne y corazón.

Leer: Pasar la vista por lo escrito de manera que aparente comprensión.
      Algunos, siempre hay gente quisquillosa, creen que dicha comprensión lectora es necesaria para que el acto de leer sea verdadero, pero eso es del todo infundado por la propia condición del acto de leer. Leer es un acto íntimo que obra entre un texto bien o mal escrito y un lector, por tanto queda excluido cualquier tercero que pueda juzgarlo; de ahí que el resultado, íntimo y excluyente, pueda ser dicha comprensión lectora, mero placer estético provocado con el negro sobre blanco, la más profunda incomprensión o un inevitable aburrimiento, porque en realidad quien puede interferir en dicho acto. Si no somos quien para juzgar la religiosidad, la sexualidad, la opinión de los otros por qué hemos de hacerlo en su capacidad lectora.
      Otros, aún más quisquillosos, aducen que leer es un acto de comunicación y que por tanto es necesaria dicha comprensión lectora, algo que resulta sumamente ridículo. Para que exista la comunicación son necesarios, es sabido, un emisor que quiera comunicar un mensaje y un receptor que quiera. Ahora bien, por qué hemos de suponer que cada persona que se enfrenta a un texto escrito quiere realmente ser receptor del mensaje que este conlleva, algo del todo absurdo pues como sabemos puede simplemente admirarlos por su hermosa caligrafía o por las estampas que lo acompañan, sin querer en ningún momento recibir el mensaje implícito en el texto, si es que este realmente existe.
     Ateniéndonos a lo anterior podemos apurar aún más la definición concluyendo que leer es simplemente pasar la vista por lo escrito aparentando o no su comprensión.

Leer: Espulgar los escritos propio o ajenos asumiendo lo bueno y descartando lo malo, que en este mundo insípido de todo abunda.

Leer: Guardar la tristeza para los elefantes o las ballenas que son a los que más les cabe.

Lejanías: Aquello que está a más de un centímetro de tu mano.

Lexicógrafo: Hombre presionado por la burda realidad del lenguaje.

Libertad: Estado de ánimo que se logra al deshacerse uno de todo aquello que le ata y darse cuenta de que ya no queda realmente nada de si mismo.

Linaje del gusano: Si de donde todos venimos, unos más que otros, pero al fin todos del lo mismo. Sí de ese gusano blanquecino que pulula por las carnes en putrefacción e inca su boca en jugos malolientes y se regoza en la sordidez de lo viscoso.
     Acallada por el uso científico habitual, la teoría, perfectamente desmostrada,  del origen del hombre de los gusanos, a pasado sin pena ni gloria por la historia trágica del hombre, incapaz de asumir sus propias frustraciones, pero, vamos a ver, ¿quién conoce un paritorio alejado de un cementerio? A los hechos me remito.

Liverdad: Patético estado de comprensión que se alcanza cuando uno se da cuenta de que es esclavo de sus debilidade

Locura transitoria: Cuando la realidad se apodera de ti y te abruma.

Macho alfa: En biología, macho dominante, en la práctica lo que cualquier honrado padre de familia cree ser, ingenuamente. Engreído, pagado de si mismo.


Malmatao: suicida a medias. 

Mártir: Héroe recalcitrante de una causa perdida.

Mendicante: Orden religiosa de puño abierto. Clamar por los pobres a fin de justificarse uno mismo.

Mendicante: Orden religiosa creada por un perro. // Pedigüeño. // Aféresis de: dame algo, por favor, dame algo, anda dame algo, lo que sea, anda dame algo....

Mendigo: El que pide sin fe y en beneficio propio. // Persona generalmente apostada en los lugares concurridos que con una mano extendida clama en el desierto frente a la arrogancia de los otros. // Persona a la que sólo ven las almas caritativas.

Mercado: Deleznable sucesión de intermediarios que de lo único que entienden es del valor añadido al producto por ellos mismos. // Agotamiento por agonía y explotación del agricultor.

Merucu: en bable, lombriz de tierra, Lombricus terrestris, invertebrado vermiforme pasto de las salamandras, Salamandra salamandra. No deja de ser curioso que el merucu, tras su muerte por ahogamiento conduzca a los peces  a su muerte por axfisia.

Mi: Adj. pos. Delegación de uno mismo.

Miedo: Heroica reacción del cobarde. No hay que olvidar que el miedo duele tanto, atenaza tanto, se enquista tanto, que hay que ser muy valiente para soportarlo.

Minguitorio: Lugar para la recolecta de nuestras más modestas secreciones. Con ellas se fabrican objetos de lujo como cortauñas  para monarquías europeas achatarradas, sillas de montar para caballitos de mar y púrpuras cíngulos para obispos.

Mirador de charcos: Aquel que se agacha junto a los charcos y con unos tubitos de ensayo cree atrapar pulgas de agua. Un desatinado. Un loco.

Montaña: Muy discutida callosidad del mundo. // Nueva tierra vieja reciclada.

Moritorio: Recto del mundo. // Palabra inexistente en todas las lenguas de este mundo, lo cual demuestra el desdén que sentimos por nuestros mayores en todas las culturas dejándolos morir en cualquier parte.


Muerto: Cuando a uno le pinchas con un alfiler y no se queja.
Mujer: Lo que un hombre no quiere entender.

Mujer: Hembra de la especie humana que todo gran o pequeño hombre trata de ocultar detrás de si.

Mujer: Hembra de la especie humana que usualmente el hombre sube a un pedestal para después tratarla como a un felpudo.

Mujer rubia, alta y delgada: Exactamente lo mismo que una mujer morena, baja y gruesa. Ambas tienen la capacidad de enredarnos.

Mundo: La causa de todos los disgustos y escasas alegrías.

Música: S. Según Napoleón el menos malo de los ruidos. Lo cual viniendo del peor de los autoproclamados emperadores le resta verosimilitud a la definición. La verdad es que Napoleón nunca destacó como lexicógrafo, más bien destacó por la cantidad de muertos que dejó detrás de si.

Nada:


Nauseabundismo: Otra de tantas religiones que surgieron el siglo anterior, cuya principal creencia es que la vida se originó en un caldo nauseabundo carente de oxígeno, mediante cadenas de animoácidos y otros elementos semejantes que adquirieron la capacidad de autorreplicarse. Este caldo primigenio ha llegado a ser simulado en laboratorio y obtenido resultado muy similares a la creencia propuesta. Posteriormente, como en toda religión que se precie, han surgido reformistas que consideran, que si bien en origen de la vida es  el de la citada creencia, este caldo primigenio, poblado por arqueobacterias, bacterias y demás,  colapsó agotando sus recursos y no fue hasta que llegó un "elegido, un "mesias" que les enseñó a alimentarse de sus propios desechos, el oxígeno excretado por un número casi infinitos de seres microscópicos. Se produce entonces el renacer de nauseabundismo que confiere a los excrementos el valor de maná.
      Aunque parezca extraño, esta religión gana cada días más adeptos, que siempre ha habido gente que cree cualquier cosa, porque no exige nada, salvo leer los libros de la Colección Drakontos de la Editorial Crítica a poder ser en edición de lujo.



No apto: Eufemismo por inepto.
Normalización lingüística: Ridículo y desastroso proceso por el cual una lengua minoritaria o dialecto pierde su diversidad para lograr el estatus de Lengua Oficial. Normalmente es paso de la desaparición de esta,
  La primera fase consiste en la recolección  cabal de datos. Para ello se designan sesudos lingüistas urbanitas a los que se les envía a los lugares más remotos y recónditos de la región donde se sospeche que habiten individuos aislados sin apenas contacto con otos habitantes. Una vez realizado el encuentro, el lingüista traba una larga conversación, que puede durar varios días, a fin de recopilar su habla y todos sus matices. No deja de ser llamativo que para esta primera fase de desechen grandes núcleos poblacionales con un habla definida en pos del purismo estrechado en busca de un habla incorrupta gracias a su aislamiento.
      La segunda fase, no menos importante, es la del análisis y comparación de los datos obtenidos por los sesudos y un poco más asilvestrados lingüistas en los puntos mas extremos de la región. Se inicia entonces el estudio en conjunto para obtener siempre el mismo resultado, los datos son tan contradictorios ente si que no hay forma de unificarlos. Lo que se nombra de una manera en un lugar concreto, se nombre de una manera totalmente distinta en otro, nada se pronuncia igual y no se puede extrae unas normas comunes. El caos es total y dramático. La única conclusión a la que llegan nuestros sesudos y apabullados lingüistas es que dicho dialecto o lengua no existe sino que está formada por tantos dialectos o lenguas como entrevistas han realizado.
      Esto no arredra a nuestros sesudos e ilustres lingüistas, nuevamente urbanitas e inician la tercera fase, a fin de no perder su salario. Para ello barajan, revuelven, rebuscan, marean, dilucidan, empaquetan, argumentan, reducen, muelen y remuelen, mezclan y entremezclan, patinan, sazonan, asolan, soban, ajan, manosean, urden, entrometen, perpetran, fluctúan, corrompen, destruyen, bastardean, sexan, vacilan, meditan, repasan, zurcen, paletizan, usan y abusan, decapitan, jacanan, cuajan, sajan, rascan, rematan, silencian, sitúan, amagan, blasfeman, golpean, escurren, lavan, tienden, secan, viviseccionan, obstruyen, pulverizan, politizan, agasajan, cambian, renuevan, inventan los datos obtenidos a fin de poder ofrecer una nueva y autentica lengua de la región estudiada que apenas si se parece a lo recopilado y nadie habla, ya lo harán, ni entienden, ya lo harán.
     Por último, en la cuarta fase, se ofrece a los politicuchos que la imponen en las escuelas y en las cárceles. Después crean una Academia de la nueva lengua, en donde sitúan a los ahora afamados y sesudos lingüistas lúgubres para fijar, limpiar y dar esplendor a su creación.


Normalizar: Hacer normal lo anormal, uno de los grandes prodigios de la humanidad. (Este malquerido lexicógrafo no quería dar cabida a esta entrada en este diccionario pero debido a múltiples presiones no le ha quedado más remedio que recogerla. O sea que cada palo aguante su vela).

Nosotros: Siempre que sea yo el que nos encabece.

Nueva cocina: El macabro arte de descascar a una langosta viva y emplatarla, viva aún, para que el comensal pueda observar el delicioso movimiento de sus patas antes de comérsela. / Crueldad sin límite.Cierto restaurante de Malleza, de cuyo nombre este lexicógrafo se quiere acordar pero no puede, tomó por costumbre decorar la mesa con un pequeño y estrecho vaso en el cual se encerraba un hermoso pez naranja. Fue otro de los grandes logros de la nueva cocina, convertir a los peces en flores. Extraordinario, francamente extraordinario.

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