Objetos útiles, aquellos que realmente sirven para algo, como son una fregona, una bombilla o una cuchara.
Objetos inútiles, aquellos que no sirven para nada, bien por deterioro, bien por capricho, tales como sacos sin fondo, souvenirs repelentes y, concretamente, Madamme Bovary de Flaubert.
Actualmente ciertos grupos antisistema cuestionan en sus manifestaciones esta clasificación. Arguyen, no sin razón, para qué le sirve una bombilla a un ciego, la cuchara a un manco o la fregona a un hombre; convierte así a todos los objetos útiles en inútiles, derrocando la primera categoría. En su contra los proaristotélicos, aviesamente, apuntan que Madamme Bovary sirvió a dos grandes literatos, el propio Flaubert, y al reciente premio nobel Vargas Llosa, aunque de qué le sirviera es este último resulta confuso.
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