Vida: Decía sabiamente Teoóstomo de Paracusia que en esta no hay nada que realmente merezca el esfuerzo y que los hombreslo hacen no porque obedezca al ansia o la necesidad, sino al mero aburrimiento. Como castigo, los ímprobos dioses, siempre esforzándose en la felicidad, cíclica eso sí, de los hombres, les condenaron a la vida eterna. Y por ahí anda el pobrecito Teoóstomo, entre la falta de sueño y la falta de entretenimiento, casi hecho vinagre.
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